¿Se imagina juntos a un gato y un pollito?
¿ o a un gato y un hámster?
¿o quizá a un macaco y una paloma como los de la imagen?
Esto le ha ocurrido a un macaco de doce semanas abandonado por su madre en la provincia china de Goangdong.
El macaco se encontraba muy deprimido en una clínica veterinaria
Según publica Daily Mail, el animal se encontraba muy deprimido en una clínica veterinaria hasta que encontró a una paloma.Pocos días después, macaco y paloma ya se habían convertido en inseparables, según los encargados de la veterinaria.Por el momento, entre ambos animales hay sólo una bonita amistad, aunque no hay que descartar que del cariño actual surja algo más.Pues en la naturaleza a veces se producen estos milagros, para asombro de científicos y expertos. La causa parece estar en la combinación del instinto maternal de los que pierden a sus crías y en la inocencia de estas al sentirse solas.
Uno de los guardas del Parque Nacional Kruger, en Sudáfrica, se detuvo para asistir, una vez más, al eterno drama de la muerte. Un pequeño impala había caído al río y era incapaz de salvar el talud y ponerse a salvo.
Los cocodrilos ya habían notado sus vanos intentos de salir del agua. Algunos nadaban despacio hacia el antílope. Y eso quería decir que al impala le quedaban pocos minutos de vida.
Simion, el guarda, se recostó bajo una acacia y enfocó sus prismáticos. Los cocodrilos acortaban distancias mientras el impala, con el agua cubriéndole hasta el vientre, resollaba exhausto entre las rocas de la orilla. El guarda había visto morir así a cientos de animales. Era algo a lo que no se acostumbraba; una rutina inalterable y dramática. Pero aquel día las cosas no iban a suceder como siempre.
Cuando los cocodrilos estaban a pocos metros de su presa, una de las rocas cercanas al impala cobró vida. Un enorme hipopótamo entró en escena. Con poderosos pasos se cruzó entre los atacantes y la víctima y atrapó a esta última con sus enormes fauces.
Simion creyó que iba a devorarla. Pero entonces el hipopótamo dio media vuelta y nadó con su presa hasta la orilla opuesta, más baja y accesible, ahuyentando a los cocodrilos en su camino.
Mientras el guarda asistía, incrédulo, a la escena, el hipopótamo salió del río y con extremado cuidado depositó sano y salvo al impala en el suelo. Aquel día, Simion Loth empezó a creer en los milagros.
Entre los animales se dan esporádicamente situaciones que se escapan a la lógica pragmática y fría de la ciencia. Cazadores y presas se conceden treguas, enemigos mortales se toleran y un aparente altruismo se da entre especies que, por regla general, se ignoran. Los investigadores aún no encuentran respuestas para todos estos casos excepcionales. Pero lo que saben, y han demostrado en diferentes experimentos, es que la mayoría de las veces se debe a los cambios que se producen en los animales al traer al mundo a sus crías.
Cuando una madre da a luz, en su cuerpo se producen grandes cambios hormonales. Aquello que llamamos `instinto maternal´ se activa de forma contundente e imborrable. A partir de esos primeros momentos, cuando el animal reconoce a su cría, el instinto maternal hará que sea capaz de dar la vida por su pequeño.
( perrita y gata )
Y si trágicamente este muere poco después, la madre irá buscando sustitutos y será capaz de adoptar huérfanos de su misma especie e incluso de diferente. Este lazo inquebrantable entre madre e hijo se produce poco después del nacimiento, cuando el contacto entre ellos activa el instinto de la madre. Si a una vaca o a una oveja se la separa de su cría inmediatamente después del parto y se la devuelve al cabo de varias horas, la madre no llegará a reconocer nunca a su pequeño.
( vaca y chivito)
A las crías les sucede algo similar. Durante las primeras horas de vida, los momentos en que los recién nacidos empiezan a tomar contacto con el mundo son claves para fijar la relación maternofilial. En esta fase, que los etólogos denominan `fase de impronta´, los pequeños reconocen a sus padres y se crea un vínculo que no cambiará jamás.
De ahí que en ocasiones –la mayoría, provocadas por los científicos en sus experimentos– algunos animales recién nacidos tomen como padre al primer animal con el que se encuentran. Así lo demostró el famoso etólogo Konrad Lorenz cuando consiguió que una familia entera de gansos lo tomara como padre y lo siguieran, obedientes, a todas partes.
Si unimos los irrefrenables lazos maternales con la inocente confianza de los recién nacidos, podemos encontrar la explicación a muchas de las sorprendentes situaciones que esporádicamente encontramos en la naturaleza. Hay madres que adoptan crías de otra especie y crías que siguen a animales que en otras circunstancias los considerarían temibles enemigos. Los más pequeños ejercen un poder irrefrenable que cambia instintos, caracteres y conductas.
En los últimos eslabones de la evolución, en cuyo extremo nos encontramos los seres humanos, al poder del instinto maternal y de la impronta de los más pequeños –que tenemos en tanto en cuanto somos animales mamíferos–
se añade un poder aún mayor, un poder que cambia patrones, rompe barreras y es capaz de lo imposible, algo que ningún científico ha sido capaz de aislar, medir o cuantificar; una fuerza inquebrantable a la que, a falta de nombre científico, hemos llamado ‘amor’.
Fernando González-Sitges
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Reserva natural de kenya
En la naturaleza se dan casos realmente fantásticos,de los cuales deberíamos aprender muchos humanos.
El amor de una madre,la cual expone su vida para salvar a su cría, le dá las suficientes fuerzas para desafiar el miedo.
El pequeño cachorro está a punto de caer por un barranco,por el cual,si se despeña,iría a parar a un rio infestado de cocodrilos hambrientos,pero el amor de madre,unido a la solidaridad de la manada hicieron el milagro.Cualquiera pensaría que estamos hablando de animales domésticos,pero no,es evidente y no sólo por las fotos,sino por la forma de expresarme,que es un animal salvaje,concretamente una mamá leona.
Aprendamos las personas a ser como ellos de civilizados,que falta nos hace,pongámonos todos y sálvense los que puedan,sobre todo en la vida que llevamos ahora que padres matan a hijos y viceversa,maridos a mujeres y viceversa,etc...la gente está totalmente loca de atar ( para lo que les conviene...) más nos vale aprender de los únicos que según se ve y con pruebas,de que tienen más seso y sentimientos que nosotros millones de veces más.
El rescate fue capturado en imágenes por el fotógrafo, especialista en fauna, Jean-Francois Largot.Estas imágenes fueron tomadas en la reserva de Maasai Mara, en Kenya, durante agosto de este año.
Por si no véis bien el relato puesto en cada foto,éste es como sigue:
A pesar de la presencia de guardias para disuadir a los cazadores furtivos, día a día la vida de los leones no está exenta de peligros.Las fotografías, que fueron tomadas por Jean-Francois Lagrot, capturaron en secuencia el momento en que el cachorro comenzaba a caer por el abismo.
Un leoncito, de pocas semanas, se deslizó cuesta abajo,resbalándose de la cima del barranco,el pobre gritaba desesperada y lastimeramente y se agarraba a lo que podía para no caer por el acantilado.
Su madre ,al oir sus lamentos,se asoma al abismo y llama al resto de la manada, que va en su ayuda para rescatar al cachorro. Al darse cuenta éstos últimos de esta situación, ponen todo de su parte cuando la madre se lanza en su búsqueda para rescatarlo.
Mamá leona llega al borde del precipicio con otras tres leonas y un macho. Las hembras comienzan a trepar hacia abajo juntas, pero vuelven para atrás, intimidadas por la gran inclinación del acantilado,menos la mamá.La afligida madre trata de bajar,mientras el bebé león intenta escalar a duras penas,ya que la inclinación de la sima era bastante peligrosa.
La mamá leona,intenta descender de espaldas,aferrándose a los matorrales.Los demás leones de la manada,intentan ayudar a su compañera en lo que puedan,pero el instinto y el amor materno,guió a la madre arriesgando su vida, bajando por aquella pendiente,para salvar a su joven cachorro.
Mamá leona llegó al lugar por donde creyó que podía atraparlo,pero el leoncito,llevado por el miedo,dificultó el rescate,ya que el pobre bebé estaba a punto de caer,ya perdidas las esperanzas de aferrarse a los matojos.
Ella intenta bajar por otro lado para salvarse del rio que corre caudaloso a los pies del barranco, poco a poco, la gran gata bajó y llego hasta su aterrorizado hijo, usando sus poderosas garras para agarrarse y no caer precipitada por el acantilado.
Un simple resbalón de ella podría llevarlos a ambos al fondo del abismo.Justo cuando el cachorro estaba agotado y a punto de soltarse,mamá leona en un alarde de heroismo,lo atrapa de un salto y escala a duras penas el barranco de tierras arcillosas, su madre lo agarró con sus mandíbulas.
Luego hicieron juntos el arriesgado viaje hacia la cima.
Minutos más tarde, llegan y la madre ,depositándolo en tierra firme,consuela amorosamente a su asustado cachorro a base de lametazos,ante la complacencia de la manada.
He aquí un gran ejemplo de solidaridad y amor animal.Deberíamos aprender de ellos,a los que llamamos " salvajes" los cuales nos dan lecciones día a día de lo que es el verdadero amor.
Hasta mamá caimán cuida sus huevos hasta el final y lleva en sus poderosas mandíbulas a sus crías hasta el rio y cuida de ellos.
Sí señores,ese animal que tanta mala fama tiene porque al igual que el Rey de la Selva,puede comerse a un humano en poco tiempo,al igual que muchos ejemplos que podría describir y que también se dan en arácnidos como el escorpión,que también lleva a sus crías en la espalda para cuidarlas.
( fotos tomadas de http://www.taringa.net/posts/mascotas/12683377/Amor-y-Heroismo_-Mama-Leona-salva-al-bebe-leon.html.Las cuales salieron en Xlsemanal,en un artículo sobre la naturaleza,comentarios de mi cosecha.)
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